martes, 19 de enero de 2016

Estamos entrenando...! Clr. Gabriela Birri

La vida este paso transcendental que tenemos los seres humanos, un privilegio otorgado, una oportunidad. Cualesquiera sean las creencias religiosas o filosóficas que tengamos, mayoritariamente coincidimos en que nuestro paso por la tierra en ese período llamado "vida" es o debería ser trascendente. A medida que recorremos etapas, nacemos, crecemos, nos reproducimos (o no), envejecemos y finalmente morimos. Y aprendemos a darle "sentido" a nuestra existencia. Algunos más nobles, otros más egoístas, pero vamos forjando nuestra existencia con distintos objetivos, metas, sueños. Nos lanzamos a vivir y aprendemos con ayuda de otros mayores cuando niños, pares más adelante, y en muchos casos, nos convertimos en adultos con el paso de tiempo que comienzan a ayudar a otros. De distintas maneras y desde distintos roles. Conocemos el mundo a través de lo que vemos, experimentamos, sentimos. Aprendemos a diferenciar sentimientos, emociones. lloramos, reímos, somos felices y somos infelices. Aprendemos a relacionarnos, nos comunicamos a través del habla, de la escritura. Cumplimos con normas y leyes, en el mejor de los casos, que son las que permiten que podamos vivir de una manera ordenada, o con el menor caos (desorden) posible. Nos enamoramos, amamos, odiamos, rechazamos, construímos, destruímos, aprendemos a ser leales y alguna vez traicionamos. Muchas personas, no pueden hacer consciente todo esto. Si bien el ser humano está dotado de las mismas características en su constitución neurobiológica, todos contamos con el mismo potencial, la misma fuerza, la misma tendencia a superarnos, a lograr, a crecer y evolucionar, con distintos talentos. Personas de todas las razas y culturas que día a día, inmersos en rutinas, conflictos, trabajo en exceso, se parecen a robots que funcionan como comandados para cumplir determinadas funciones. Distraídos por distintos fanatismos de índole religioso, político, deportivo, etc. se olvidan o no pueden lograrlo porque no lo aprendieron nunca, de establecer contacto consigo mismos, con sus sueños, con su interior, con aquellas metas que hace mucho abandonaron, o no y siguen haciendo lo que ya no desean o dejó de apasionarlos. Me gusta mucho conocer el origen ó etimología de las palabras. En el origen de las palabras, siempre digo, están guardados todos los secretos. Leí en alguna ocasión que "Entusiasmo" significaba "Estar poseído por Dios", y me gustó. Porque cuando estamos entusiasmados, sentimos que podremos con todo lo que nos propusimos... Habrá sensación más fuerte, poderosa, movilizante que ésta frente a un proyecto por ejemplo? Las personas tristes perdieron esa chispa.La tristeza es un sentir muy normal que sentimos todos en ciertos momentos. Hablo de las personas que tienen a la tristeza como estilo de vida. Aquellas que reflejan día a día en sus rostros y miradas tristeza, por encontrarse tal vez vacíos, sin sueños, sin esperanzas, sin proyectos. Y no hay edad para esto, muchos prejuicios culturales están instalados como grandes verdades que son absolutamente irreales, nos hicieron creer durante mucho tiempo que la etapa feliz era la de la niñez y juventud y que cuando uno se volvía viejo se convertía en alguien amargado y malhumorado. Y no es verdad, envejecemos y llegamos al final siendo quienes somos y esencialmente quienes fuimos siempre. El mundo actual nos muestra que hay una enorme cantidad de niños y jóvenes con problemas de depresión, abúlicos, sin fuerza ni energía, ni entusiasmo. La falta de sentido de la propia existencia, hace que millones de personas en el mundo, se enfermen y/o tengan vidas infelices.O las necesidades extremas, la pobreza, la falta de libertad,también como producto de un mundo lleno de egoísmos. Por fortuna, no son pocos los que pueden darse cuenta de que quizás la trascendencia de nuestra existencia pueda ser ayudar a otros a darse cuenta. Ofrecer espacios para el desarrollo del potencial humano, no visto como un entrenamiento para el "éxito" por el "éxito mismo" Transmitir y comunicar desde nuestros roles, lugares de esparcimiento, o trabajo, que no estamos compitiendo para llegar, sino que nos estamos entrenando para tener una vida satisfactoria y quizás ahí radique una gran diferencia. Derribar prejuicios, aprender a aceptarnos y amarnos a nosotros mismos, para poder comprender a otros, para poder aceptar y amar a los demás como son y sin condiciones. Enseñar el desapego. Fomentar la buena comunicación en cualquier relación interpersonal como única manera de prevenir la violencia y un buen camino para lograr acuerdos satisfactorios y mantener vínculos saludables. Ojalá que el "despertar de la conciencia" que ya se empieza a ver con más asiduidad, continúe. Y que crezca el número de personas que puedan colaborar con este "crear consciencia" simplemente siendo, entrenando y siendo ejemplos que ayuden a otros en la situación y el lugar donde se encuentren de que no siempre, pero sí muchas veces por fortuna, podemos tener una vida satisfactoria donde trabajar por y para nuestros sueños no es una quimera y para esto "siempre es el momento ideal, tengamos la edad que tengamos"