Cuando pensamos en violencia, lo primero que se nos viene a la mente es la agresión física, los golpes, gritos, peleas feroces entre dos personas o dos grupos. Luego recordamos que también existe la violencia psicológica, y dentro de esta, que sigue siendo “violencia”, recorremos los distintos matices que presenta, entre ellos, la manipulación.
Las personas manipuladoras son aquellas, que mediante distintos métodos persuasivos que van desde lo más sutil e indirecto hasta la misma agresión física, intentan convencer a otro u otros de que estos piensen, sientan y hagan como ellos quieren o como a ellos les parece que debe ser.
Personas con muy poca flexibilidad, que se valen de recursos inverosímiles para convencer a sus víctimas. Personas, estas últimas, susceptibles a este tipo de personalidades.
Los manipuladores (hombres y mujeres) son grandes actores y actrices. Ni acá ni en ninguna forma de violencia se puede hablar de “género”, dicho sea de paso la Real Academia Española critica el término “violencia de género”. Porque la violencia no es una condición de un género sexual en particular, no es entre géneros, la violencia es entre personas indistintamente de sus condiciones sexuales, sociales, culturales, económicas...
Los manipulados son personas con una autoestima baja, con carencias afectivas que les hacen sentir una constante necesidad de aprobación, dependientes emocionales. Y con una gran vocación de sufrimiento, personas que muchas veces asumen que el amor es puro “sacrificio”.
Los manipuladores están centrados en ellos mismos y arman sus vidas a su medida, sacando y poniendo personajes según su conveniencia. Manejando distintos discursos según la ocasión. Necesitan acomodar sus vidas y se obsesionan y las dirigen como una gran obra teatral, sin ser conscientes de esto.
Los manipulados generalmente creen amar a quien los manipula. Sintiéndose todo el tiempo con el temor de que quien le “maneja la vida” se vaya o los abandone, sintiendo un gran vacío al solo imaginar qué harían sin esa persona al lado.
El manipulador, para describirlo mejor, es un psicópata. Que utiliza cualquier medio para manejar a otros, llorando, mintiendo, seduciendo, asumiendo un rol de víctima de distintas situaciones, induciendo, rogando, obligando, lastimando, chantajeando y finalmente (en algunos casos) pidiendo perdón. Es muy difícil que no sean golpeadores, y es indudable que cometen abusos verbales y/ó psicológicos. En poco tiempo de compartir con ellos hacen a otro vivir alguna situación en la que este deberá ó debería suplicarle perdón aunque haya sido una nimiedad lo que ocurrió.
Como son el centro de sus propios mundos, poco y nada saben de lo que es "empatía". No les interesa ponerse en el lugar de otros. Ya que la única persona que les interesa en el mundo, son ellos mismos.
Si te sentís incómodo/a cuando estás con alguien con quien tenés un vínculo estrecho, si sentís vergüenza frente a otros de alguno de sus comportamientos, si tenés miedo y la sensación de que siempre estás en falta, si siempre terminás haciendo algo de lo que de verdad no estás convencido/a sólo por complacerlo…cuidado! Es probable que estés con una persona manipuladora.
Que siempre se salen con la suya, que siempre hacen que vos, o los que lo rodean hagan lo que ellos quieren. Y porque está convencido de que así debe ser.
Son personas mentirosas y muy inteligentes, generalmente arman estructuras importantes, suelen tener vidas y personalidades paralelas. Un mismo personaje no le funciona con todos sus manipulados por igual. Y se las ingenian para culpar a otros, siempre de todo, no tiene ningún registro de responsabilidad personal.
Los vínculos entre personas deben siempre hacernos sentir bien, sean de amistad, de trabajo, de familia, de pareja. Uno trabaja para esto todos los días. Cuando un vínculo nos lastima, nos enoja, nos entristece, nos intimida, nos desestabiliza, nos humilla... hay que revisarlo, sanarlo ó dejarlo.
Si no puedes, busca ayuda profesional. Recuerda que crecimos creyendo en muchos mitos con respecto al amor, creemos que “el amor es sufrir, dar todo de sí y no esperar a cambio nada” y no es así, el amor nos debe ayudar a crecer, hacernos sentir bien, plenos, confiados en nosotros mismos, el otro amor, el resignado y sufriente es para los seres iluminados, a saber Jesús, Ghandi, Teresa de Calcuta. No para nosotros, que somos personas comunes, con una vida muy corta, que debemos vivir lo mejor que podamos día a día.
El amor es una decisión que incluye la decisión de tener una vida tranquila, respetando y haciéndonos respetar, y depende “siempre” de nuestra elección, no de otros.
La violencia es el resultado de muchos factores que confluyen a la vez. No se la puede analizar sacando del contexto a las personas y su manera de “ser” en el mundo.
Deberíamos asumir un compromiso más serio con respecto a la prevención. Y prevención es información y también es generar espacios de escucha genuina.
Interesante visión de la manipulación. Para pensar con detenimiento. Muchas gracias!
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