jueves, 29 de septiembre de 2011

Cuando las cosas no salen como quiero (Clr.Gabriela Birri)

Qué difícil es a veces renunciar a un sueño, sobre todo cuando a ese sueño apostamos mucho, o todo.
Las ganas, la alegría, las ilusiones que alimentamos cada día de repente se desvanecen y se escapan de nuestras manos como arena.
Y comenzamos a preguntarnos en qué fallé? qué hice mal? por qué? Muchas veces no depende de nosotros, sino de un conjunto de circunstancias que al sumarse terminan dando el resultado más temido: “no se puede” y claro, no es agradable para nadie.
Y nos entristecemos, o nos enojamos, o nos ponemos muy susceptibles y necesitamos que alguien nos acompañe y nos consuele ó nos mime. Y en el mejor de los casos, contamos con ese apoyo.
Muchos estudiosos han hablado y escrito sobre la frustación, sobre la tolerancia a la frustación, etc. Yo no soy una estudiosa, ni especialista, pero puedo atreverme a decir y hablar de esa fuerza que todos tenemos, esa fuerza que nos impele a seguir a pesar de lo adverso.
Esa fuerza que es más que una convicción, que es más que la fe en uno mismo ó en Dios. Esa fuerza que nos lleva a salir de situaciones que si las pensáramos en otro momento, no nos imaginaríamos saliendo. Algunos la llaman resiliencia, a mí me gusta llamarla Tendencia Actualizante, porque esa fuerza no solo nos hace resistir y adaptarnos positivamente, sino que además hace que nos actualicemos, crezcamos y avancemos. Es como que nos dá una sensación de dinamismo pensar en ella.
Y gracias a ella, nos levantamos cuando caemos, gracias a ella nos vuelve a inundar la esperanza después de un río de lágrimas que quizás derramamos, gracias a ella, aceptamos, vemos el lado positivo de las cosas, gracias a ella nos aguantamos algunas injusticias, y seguimos creyendo.
Esa fuerza es la que nos hace ruido en nuestro pecho como anunciando que viene algo bueno para nosotros. Es amiga íntima de la Fe y la Esperanza.
Las personas que desconocen esta fuerza, probablemente están condicionadas por situaciones adversas en donde se han rodeado de personas que la desconocen también, y entonces creen en la buena y mala suerte, creen en supersticiones y cábalas.
Podemos creer en Dios ó no, podemos creer en la ley de la causa y efecto, podemos creer ó no en lo que queramos, pero nadie puede negar la existencia de esta fuerza vital, que hace que el mundo y la humanidad avancen.
Todos la tenemos y debemos ponerla a trabajar en los momentos en que las cosas no salen como queremos… Algunos acontecimientos que a priori etiquetamos como “fracaso” son oportunidades para dar paso a situaciones mucho mejores en nuestras vidas. Aunque hoy, aquí y ahora no podamos verlo claramente.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Escuchar al corazón… (Clr.Gabriela Birri)



Sí, lo sé, es una frase muy trillada y no goza ciento por ciento de buena prensa.
Hay muchas locuras cometidas en nombre del corazón, no obstante muchas personas siguen apostando a escuchar el corazón, y yo soy una de ellas.
Esto me ha traído más de un disgusto, créanme. En todo ámbito, en el laboral, en el familiar en el de las amistades y en el de las relaciones de pareja.
No solo disgustos, sino también peleas, rupturas, esto me ha dejado más de una vez juntando con una pala mi corazón hecho pedazos .
Aún así, sigo creyendo que uno debe escuchar a su corazón… porque él sabe y nos conoce bastante…Y si nos equivocamos veremos que el error no era del corazón (instinto, intuición, voz interior) el error fue o fueron otros, estar con la persona equivocada, creer demasiado en una imagen que nos vendieron. Y ese arrojo que cometimos fue necesario para darnos cuenta de lo equivocado que estábamos. Aunque duela. El corazón quizás nos dio señales y aquí está el meollo del asunto, el corazón nos da señales que nosotros confundimos…porque queremos creer en otra cosa. Podría decir entonces que el problema no es el corazón, si no la cabeza… Y las ideas que tenemos formadas, los juicios y prejuicios…
“Mi corazón me dice que él me ama”…. Te lo dice el corazón ó te lo dicen tus ganas, tus ideas, tus necesidades, tus carencias ? Tu corazón te está dando una señal, puede ser que sea cierto y el te ame, pero puede ser que vos quieras que el te ame y tu corazón te lo esté advirtiendo y ahí te confundes.
El tema está en saber escucharlo… Cuando nos da señales, tratar de ordenar primero lo que sinceramente pienso… luego ver eso que “siento” y finalmente llegar a ver lo que “hago” con eso…. Sería un pienso-siento-hago en ese orden, para mantener un equilibrio natural y evitar lanzarme a hacer cualquier cosa, porque “siento” sin pensar mínimamente primero.
Y probar como nos va de esta manera. Nos daremos cuenta que es cierto, que la mayoría de las veces nuestro corazón, intuición, voz interior está en lo cierto, pero esto no es matemático, no es una fórmula infalible. Debe existir necesariamente una congruencia en pensar-sentir-hacer… Y tampoco creer que lo que siento es infalible… Muchas veces, nos equivocamos…
No obstante, el instinto, intuición, corazón siguen siendo (para mí) la voz que despierta a los genios, a los revolucionarios, los grandes creadores, y los impulsa a llegar más allá de lo que imaginan o pueden comprender…
Vos, yo, muchos podemos serlo… Si sabemos lo que queremos, el corazón es el que nos dicta… “vé por ello!”
Si se trata de profesión, trabajo, emprendimiento, lograrás el éxito seguramente…Y si se trata de relaciones, vínculos de pareja, deberás siempre tener en cuenta que sólo si el otro comparte tu sueño podrá estar con vos, muchas veces esto no sucede y aceptarlo es lo que origina muchos sufrimientos a muchas mujeres y hombres.
Aprender a escuchar nuestro corazón, no sin antes ordenar nuestras ideas y por último pasar a la acción. Esta sería una buena forma de comenzar.